EXANTE Macro Insights

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Por Renée Friedman, PhD

La semana en resumen:

Bienvenidos a Macro Insights #13. Esta semana se ha producido un aumento de la volatilidad en los mercados a la espera de la decisión de la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) del miércoles, viéndose las acciones de las empresas tecnológicas especialmente afectadas. Las preocupaciones actuales sobre el efecto que la variante ómicron está teniendo en el crecimiento, así como las crecientes tensiones geopolíticas derivadas de la decisión de la OTAN de enviar barcos y aviones de combate a batallones en Lituania, Letonia, Estonia y Polonia, y de que EE. UU. ponga 8.500 tropas en alerta y envíe una carta al presidente de Rusia, Vladimir Putin, sobre la expansión de la OTAN, también han contribuido a la volatilidad del mercado, tal y como se puede apreciar en el gráfico del índice de volatilidad del mercado (VIX) que aparece a continuación.

El pasado miércoles, la Reserva Federal de EE. UU. decidió mantener el rango objetivo del tipo de interés de referencia sin cambios, entre el cero y el 0,25%, tal y como se esperaba. Con una inflación muy por encima del 2% y un mercado laboral extremadamente ajustado, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Fed dijo el miércoles que espera que pronto será apropiado incrementar el rango objetivo para el tipo de los fondos federales. Durante la conferencia de prensa posterior al anuncio, Jerome Powell, el presidente de la Fed, dijo que el regulador está listo para subir los tipos en marzo y no descartó cambios en cada reunión. En una declaración separada, la Fed informó que espera que el proceso de reducción del balance se inicie después de que haya comenzado a subir. Una subida de los tipos sería la primera del banco central estadounidense desde 2018. Powell ha dicho que aunque la inflación podría seguir siendo más alta de lo que se espera actualmente, la Fed todavía no ha discutido la rapidez con la que se reducirá el balance. Este ha dicho que todavía se pueden subir los tipos sin perjudicar al mercado laboral, teniendo en cuenta el número récord de ofertas de empleo, la alta tasa de abandono y el aumento de los salarios. Cabe destacar que el dólar se vio fortalecido tras el anuncio. 

El creciente riesgo geopolítico derivado de los problemas fronterizos entre Rusia y Ucrania, las amenazas a las infraestructuras en los Emiratos Árabes Unidos y las dificultades de la OPEP+ para alcanzar su objetivo de aumento mensual de la producción también están contribuyendo a la subida de los precios del petróleo. Los futuros del crudo Brent están subiendo y actualmente se sitúan en torno a los 90 dólares el barril. 

El FMI ha rebajado su previsión de crecimiento mundial para 2022, citando unas perspectivas más débiles para EE. UU. y China, junto con una inflación persistente como consecuencia de las actuales interrupciones de la cadena de suministro y de la continuación de los altos precios de la energía en 2022. El Fondo Monetario Internacional ahora proyecta un crecimiento mundial para este año del 4,4%, es decir, un 0,5% menos de lo que se esperaba en octubre. Se espera que el crecimiento mundial se reduzca hasta el 3,8% en 2023 y este esté condicionado a que los resultados sanitarios adversos disminuyan a niveles bajos en la mayoría de los países a finales de 2022, suponiendo que las tasas de vacunación contra la covid mejoren en todo el mundo y las terapias sean más eficaces.

Lo que hay que tener en cuenta esta semana:

  • En Europa, el viernes habrá que estar atentos al PIB francés y alemán, así como a los datos sobre el clima empresarial y la confianza de los consumidores de la eurozona. El martes se publicarán los datos de las ventas minoristas alemanas y el IPC francés, así como los PMI manufactureros Markit de España, Francia, Alemania e Italia y los datos de desempleo de Alemania y la eurozona. El jueves se publicarán los PMI de servicios Markit de España, Italia y la zona euro. También se publicarán datos del PMI compuesto alemán Markit, datos del PMI compuesto francés, y datos del PMI compuesto Markit y del PMI manufacturero Markit de la eurozona. Los mercados europeos estarán pendientes de la reunión del Banco Central Europeo (BCE) del jueves con el fin de averiguar si el banco central ha decidido finalmente que la inflación no es "transitoria" y si al menos sugerirá la opción de que se adopten nuevas medidas de endurecimiento.
  • En EE. UU., el viernes se publicarán los datos del índice de precios del gasto de consumo personal básico, los datos de ingresos y gastos personales, y el índice de sentimiento del consumidor de Michigan. El martes se publicarán el PMI manufacturero de Markit, el índice ISM de empleo del sector manufacturero, el PMI manufacturero del ISM, el índice ISM de nuevos pedidos del sector manufacturero y los precios pagados del sector manufacturero ISM. El jueves se publicarán los datos de empleo inicial y continuo, los datos de productividad no agrícola y de costes laborales, los datos del PMI compuesto de Markit y del PMI de servicios de Markit, los pedidos de fábrica y el ISM. 
  • En el Reino Unido, el martes se publicará el PMI manufacturero de Markit. El jueves, el PMI de servicios de Markit así como la decisión sobre los tipos de interés del Banco de Inglaterra. 
  • Especial atención merecen los resultados de la reunión de la OPEP del próximo miércoles 2 de febrero. La OPEP, junto con sus aliados (conocidos colectivamente como OPEP+) ha decidido aumentar su objetivo de producción en 400.000 barriles diarios a partir de febrero. Dada la continua crisis de los precios de la energía y las tensiones geopolíticas entre Europa Occidental, EE. UU. y Rusia, esto podría afectar a la rigidez de la inflación en Europa, es decir, si la producción no aumenta, el precio de la energía en Europa seguirá siendo alto, lo que contribuirá a unos niveles de inflación superiores al objetivo del BCE.

El nexo energía-inflación en Europa

No cabe duda que la rápida subida de los precios de la energía registrada durante los dos últimos años, tras el inicio de la pandemia del coronavirus, ha alimentado la inflación, ya que ha aumentado el coste de la fabricación y el suministro de bienes y servicios. Como ya se ha documentado, la subida de los precios de la energía se debió a una serie de factores, como el aumento de la demanda conforme las economías se reabrían, el bajo nivel de existencias de energía en Europa, los fenómenos meteorológicos en EE. UU. que afectaron a las exportaciones y las tasas de generación de energía eólica más bajas de lo previsto en el Reino Unido y los Países Bajos, el avance de las políticas de cambio climático hacia el Net Zero o la neutralidad de carbono y la consiguiente "inflación verde", y los acontecimientos geopolíticos.

Además, durante los dos últimos años se ha prestado mucha atención al aumento de la inflación general en todo el mundo y a su impacto en el crecimiento. Esto ha dado lugar a muchos debates sobre la rapidez con la que los bancos centrales pueden y deben actuar. Tal y como se ha puesto de manifiesto esta semana pasada, el mayor banco central del mundo, la Reserva Federal de EE. UU. (Fed), está dispuesta a actuar e incluso más rápido de lo que sugirió en su reunión de diciembre, aunque sigue viendo que la inflación se modera a medio plazo. La semana que viene será el turno del Banco Central Europeo (BCE) de reflexionar sobre la inflación y los factores que contribuyen a esta, incluidos los precios de la energía. Hasta ahora el banco ha insistido en que este aumento de la inflación es únicamente transitorio y que los precios de la energía, en particular, bajarán este año. La cuestión es si esto es tan correcto en el contexto europeo como en el americano. 

Una de las grandes diferencias entre Estados Unidos y Europa radica en el hecho de que la zona euro es un importador neto de energía, mientras que Estados Unidos es un exportador neto. Por lo lo tanto, acontecimientos geopolíticos como los que están teniendo lugar en Rusia y Ucrania, que amenazan con cortar el suministro de gas desde Rusia, las actuales discusiones sobre el acuerdo nuclear con Irán, el conflicto entre Argelia y Marruecos y el bombardeo de oleoductos en los Emiratos Árabes Unidos, pueden tener un mayor impacto en los precios de la energía en Europa y en los niveles de inflación en todo el continente. El otro factor a largo plazo que refuerza el nexo de la inflación energética en Europa de un modo que no lo hace en EE. UU., es el compromiso legal de la eurozona de alcanzar la neutralidad de carbono. Esto se refleja en los requisitos de transición energética verde de la UE, en particular en el uso de su sistema de comercio de emisiones (ETS), que fija la cantidad de gases de efecto invernadero que pueden emitir varios sectores económicos, como la fabricación, la electricidad o los productos químicos.  La cantidad de derechos de emisión la fija la UE y se reduce cada año, con lo que aumenta su precio. En el verano de 2020, la UE aumentó su objetivo de reducción de emisiones para 2030 del 40% al 55%. Ello obligó a ajustar el RCCDE con el fin de hacerlo coherente con los nuevos objetivos climáticos. El precio de las emisiones en Europa se multiplicó casi por tres: de una media de 30 euros por tonelada de CO₂ equivalente (€/TCO₂) en 2020 a unos 90 euros/TCO en la actualidad. Además, existe el programa de la UE "Fit for 55", que también forma parte del acuerdo ecológico de la UE. De acuerdo con el Parlamento Europeo, promete adaptar la legislación climática y energética existente para cumplir el nuevo objetivo de la UE de reducir al menos un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030. Uno de los elementos del paquete "fit for 55" es la revisión de la Directiva sobre energías renovables (RED II). En virtud de la RED II, la UE está actualmente obligada a garantizar que al menos el 32% de su consumo energético proceda de fuentes de energía renovables (FER) para 2030. La RED II revisada refuerza estas disposiciones y establece un nuevo objetivo de la UE de una cuota mínima del 40% de FER en el consumo final de energía para 2030. Esta revisión está siendo debatida actualmente en el Consejo de la UE. En resumen, la UE ha legislado para que la energía utilizada en toda la UE proceda de fuentes renovables sin que todavía se disponga de las cantidades necesarias de energía renovable o de tecnología. Esto significa que mientras Europa sigue cerrando sus minas de carbón y sus centrales nucleares para cumplir estos objetivos del ETS y espera el desarrollo de recursos energéticos renovables que puedan satisfacer sus necesidades actuales (y crecientes), tendrá que importar más energía de los combustibles fósiles existentes y de otras fuentes de energía, lo que hará que el precio de estos recursos no deje de aumentar y contribuya a la inflación general durante más tiempo. Tal y como señala Isabel Schnabel, miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo (Bloomberg greenflation), la "inflación verde" es real y no es transitoria. El consejo del BCE en su conjunto podría considerar esto cuando haga su anuncio la semana que viene sobre cuán transitoria, o no, será realmente la inflación de Europa.  

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